Vistes de azul la mañana,
y ofrecen tus manos abiertas
aleteos de palomas
de ese azul que suaviza los bordes
de los arrecifes,
del azul que seduce a las nubes
con un solo aliento.
Vistes de azul el tiempo
y brota entre tus manantiales
la flor que sabe a regreso
de ese azul infinito que ampara
la palabra exacta,
del azul que pintó una mirada
de plata en la piel.
"Nunca es tarde para escribir un poema" (T.L.)
Esas fueron sus palabras y desde entonces las he puesto en práctica cada vez que he necesitado respirar algo que no fuese simple aire, siempre que el alma se me ha escapado en cada aliento.
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miércoles, 23 de junio de 2010
De azules...
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