Una vida prendida en un poema.
A veces ni eso,
a veces las palabras saltan
desde los dedos
inquebrantablemente crueles,
libres, vivas.
A veces el infinito es un billete de ida
o la entrada a un teatro
"sólo para locos".
Y de nuevo, en cada poema
hay más vidas de las que pueden vivirse,
capa a capa,
cambiando de piel como una serpiente
y dejándose el alma y el cuerpo
en cada línea,
en cada verso.
A veces la luna baja hasta las calles
y firma pactos con los poetas.
A veces incluso se inmola con ellos
y ya de madrugada
renace de entre las cenizas
vestida de tinta y oliendo
a nostalgia y a fresa.
04/03/08 2:18 A.M
A M. por la inspiración.
2 Comentarios:
Lo he leído tantas veces...
Tras la primera, no importaba ya matar dragones, o enamorar a Valkirias.
Tras la segunda no importaban las confesiones de una máscara ni los caballos desbocados.
tras la tercera nada importaban los automóviles veloces, las huídas, ni tan siquiera las mariposas.
tras la cuarta, ningún otro poema importaba ya, ni los escritos por los los más ilustres poetas, vivos o muertos.
Ni marinos, ni payasos, ni trenes cruzando ante mis ojos en mitad de la noche importaban ya.
Sólo la locura.
Como dije antes, ¿qué podría responder a un comentario que destila mucha más belleza que el poema que lo motivó?
Gracias a ti por las letras brujas.
k.
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