Oigo la voz del poeta
susurrante con su acento
melancólico y profundo,
con ese tono brillante y directo
que envuelve cada palabra.
Oigo la voz del poeta
mientras arrastra las eses
imprimiéndoles dulzura,
y la cadencia de un arpegio
con las cuerdas afinadas.
Oigo la voz del poeta
traspasando los espacios
llenándolos de su alma,
con aroma a ritmo lento
que esconde en cada poema.
susurrante con su acento
melancólico y profundo,
con ese tono brillante y directo
que envuelve cada palabra.
Oigo la voz del poeta
mientras arrastra las eses
imprimiéndoles dulzura,
y la cadencia de un arpegio
con las cuerdas afinadas.
Oigo la voz del poeta
traspasando los espacios
llenándolos de su alma,
con aroma a ritmo lento
que esconde en cada poema.
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