Y me hablaba el mar,
y me contaba…
Entre espuma desgranó las palabras
sollozos de sal y de agua
tristeza de rojo coral y oleaje,
cantos de sirena varada
en la arena.
Su voz llevaba nombre de marino,
crujido de madera
y de viento enredándose en las velas.
Tenía acento de playa vacía
y de tormenta.
Refugiado su llanto en el pañuelo
que alza el vuelo
disfrazado de gaviota en el adiós del puerto.
Lanzando feroz su furia inútil
a las rocas.
Y me hablaba el mar,
y me contaba…
sus penas.
"Nunca es tarde para escribir un poema" (T.L.)
Esas fueron sus palabras y desde entonces las he puesto en práctica cada vez que he necesitado respirar algo que no fuese simple aire, siempre que el alma se me ha escapado en cada aliento.
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sábado, 23 de febrero de 2008
En la orilla...
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