Y llegas
y la presencia se hace certeza,
siguiendo el sendero arenoso de la profecía,
y el silencio suena en colores y luz de risa,
y la piel se declara por fin dueña del alma y del mundo.
Y llegas
y la noche adquiere el aroma del presagio,
el tacto ilusionante del deseo velado
y el sonido indiscutible de la caricia
y del temblor incierto de un abrazo vestido de paz.
y la presencia se hace certeza,
siguiendo el sendero arenoso de la profecía,
y el silencio suena en colores y luz de risa,
y la piel se declara por fin dueña del alma y del mundo.
Y llegas
y la noche adquiere el aroma del presagio,
el tacto ilusionante del deseo velado
y el sonido indiscutible de la caricia
y del temblor incierto de un abrazo vestido de paz.
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