Porque da igual cuantos soles se pongan,
da igual cuantas lunas nazcan
y cuantas apaguen su luz noche a noche.
Porque el tiempo no importa,
porque da igual si la historia del hombre
se vuelve a escribir.
Porque podría volver a vivir treinta vidas,
porque da igual lo que tarde un alma en morir
y en volver a crear una nueva conciencia.
Porque prefiero esperarte segundo a segundo,
sabiendo que al final nunca es tarde,
da igual cuando dure una eternidad.
Quiero, además, ponerle música. Exactamente ésta.