Agua,
llueve,
suena y golpetea en los cristales
furiosamente feliz de ser la dueña,
de reinar en el cielo
y en la tierra,
de empapar de vida la tristeza
de las piedras.
Llovía en Trogir aquella noche...
Agua,
llueve,
suena y golpetea en los cristales
furiosamente feliz de ser la dueña,
de reinar en el cielo
y en la tierra,
de empapar de vida la tristeza
de las piedras.