Te oigo,
no estás pero te oigo,
no añoro más que tu voz.
Me falta esa única caricia
lenta y vibrante,
ese roce suave en el oído,
por debajo de la piel.
Pero te oigo,
quizá porque aún llevo puesto
tu sonido
que me viste, me tatúa,
que rellena cada poro
y en la distancia, te oigo.
"Nunca es tarde para escribir un poema" (T.L.)
Esas fueron sus palabras y desde entonces las he puesto en práctica cada vez que he necesitado respirar algo que no fuese simple aire, siempre que el alma se me ha escapado en cada aliento.
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viernes, 18 de julio de 2008
Sonidos
Verde
Hierba, huele a verde,
huele a olivo y amapola,
a serenidad y brisa,
a sol quemando la piel.
Huele también a tristeza,
a la soledad de la tinta,
a la complicidad del papel
bajo las nubes.
Gps
Si alguna vez me pierdo,
si no aparezco en los mapas,
os dejo mis coordenadas:
buscadme sobre su espalda.
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