"Nunca es tarde para escribir un poema" (T.L.)

Esas fueron sus palabras y desde entonces las he puesto en práctica cada vez que he necesitado respirar algo que no fuese simple aire, siempre que el alma se me ha escapado en cada aliento.
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sábado, 23 de febrero de 2008

Luz Azul


Unas manos modelando la cera azul
dibujando un abrazo
envuelto en signos de exclamación,
acariciando el papel donde nace
cada palabra.

Y mientras, sobre la oscura fibra
llueven esferas de luz
que explotan al contacto
de la piel que las sostiene fiel,
en su caída.

Y despertar...

Hoy la calle olía a silencio,
el cielo amenazaba lluvia,
y en los abrigos
el alma se quedaba fría.
Los sonidos eran sordos,
lejano eco de tormenta,
vacía y seca
en la pesadilla de un niño.
Hoy he despertado en gris,
sin prisa y sin objetivo,
y en la cama
he plantado un desierto.

Hoy la calle olía a silencio,
mañana sonará a olvido.


(Y con esto inauguro mi libreta Moleskine III,
que ya no es libreta, sino libro.)

En la orilla...

Y me hablaba el mar,
y me contaba…

Entre espuma desgranó las palabras
sollozos de sal y de agua
tristeza de rojo coral y oleaje,
cantos de sirena varada
en la arena.

Su voz llevaba nombre de marino,
crujido de madera
y de viento enredándose en las velas.
Tenía acento de playa vacía
y de tormenta.

Refugiado su llanto en el pañuelo
que alza el vuelo
disfrazado de gaviota en el adiós del puerto.
Lanzando feroz su furia inútil
a las rocas.

Y me hablaba el mar,
y me contaba…
sus penas.

Profecía


Y llegas
y la presencia se hace certeza,
siguiendo el sendero arenoso de la profecía,
y el silencio suena en colores y luz de risa,
y la piel se declara por fin dueña del alma y del mundo.
Y llegas
y la noche adquiere el aroma del presagio,
el tacto ilusionante del deseo velado
y el sonido indiscutible de la caricia
y del temblor incierto de un abrazo vestido de paz.

Tinta Seca

Y yo que hoy quería escribir un poema
para romper con él el estado gris
del paisaje.
Quería negarle al reloj con cada verso
el tiempo de la espera
y confesarme uno a uno los gestos
que le oculto al espejo.
Quería modelar el silencio como arcilla
y darle forma al alma entre los surcos
de la piel.
Pero las palabras eran arena fina
huyendo entre los dedos
y la tinta ha marchitado poco a poco
las hojas de mi libro.

Madrugada

Huelen
las calles a certidumbre,
a fecha sin calendario.
Suena
el estruendoso silencio
de una ausencia.
Y hay un vínculo exclusivo
con la noche,
un matiz de desierto
en la mirada,
que sella un pacto sin normas,
signo sagrado
del vendaval de un aliento
que se inflama.


"...Suave como el peligro atravesaste un día con tu mano imposible la frágil medianoche..."
(Leopoldo María Panero)

Esta noche


Esta noche vemos las mismas estrellas,
esta noche olemos la misma sal,
esta noche el viento silba el mismo idioma,
esta noche hay olas en el mismo mar.
Esta noche nos moja la misma lluvia,
esta noche las nubes dibujan lo mismo,
esta noche nos mira la misma luna
esta noche se cuela entre los mismos pinos.

Es...

Un mogote (*) recubierto de amapolas,
la promesa del futuro sin ciencia ni ficción,
el recorrido de un tren de cercanías
con parada obligatoria en mi estación.

Una regata de cáscaras de nueces,
la nariz del payaso que se olvidó de llorar,
el calendario en que son fiesta los lunes
y de enero a diciembre siempre es Carnaval.

Un taxi libre después de una cena,
la obra de teatro en que jamás cae el telón,
la distancia desde su casa a mi armario
con derecho a elegir el primer cajon.

Encrucijada

La sirena acalla los latidos
del tráfico
y rasga la negra noche del taxista
mientras releo una y otra vez
la historia escrita en blanco.
He jugado a buscar sinónimos
a palabras que tienen sabor
y textura
arropándome en las luces de la calle,
solitaria tribu de farolas,
que inunda mi ventana.
Interminablemente largas
las páginas
del tiempo que esperaba
a la razón que recuerda
que mis días son hijos de otros días
y mis noches, consecuencia de otras noches.

Hoy, noviembre

Hoy tengo luto en los ojos
de clavel y caracolas,
ausencia de cerezas dulces,
tristeza germinando en los dedos.

Hoy llueven pájaros azules
confusos como ficciones,
grillos mudos que le cantan
a la ausencia de la noche.

Hoy se reducen los días,
se convierten en ungüentos
hilando la ruta que lleva
a la anestesia del sueño.

Hoy lloro porque se me ha roto
la máquina de hacer poemas
mi voz ahora sombra del verbo
mi cuerpo, un bosque de piedra.


...a Miguel

Prohibido Prohibir

Si el mundo fuese perfecto
el amor no tendría Citas Concertadas,
ni Horario de Visitas,
no tendría Vuelva Usted Mañana,
ni Libertad Vigilada,
no tendría Paso Obligatorio,
ni Direcciones Prohibidas,
no tendría el amor Pasaje Sólo de Ida,
ni cartas Sin Remitente,
ni Cerrado Hasta Nuevo Aviso,
ni Diríjanse a la Salida,
no tendría Ya No Hay Billetes,
ni Permiso Restringido,
ni tantas Llamadas Perdidas,
no tendría Personal Autorizado,
ni Zonas de Fumadores,
ni Peligro Inminente,
ni Sólo en Horas de Oficina.

Itinerario IV


Ciclo

Brevemente
el alma se expande
por los espacios insondables
del silencio.
Como hiedra
que trepa decidida, tenaz
enraizándose en las paredes
de la piel.
En la danza
tempestuosa y profunda
de un mar de caderas y olas
imposibles.
Susurrando
el cálido aliento
que abrasa el recorrido que lleva
a una palabra.

Conjuro

Cambiando el rumbo de las risas
por la senda del aliento y la ternura
el alma se rinde al conjuro de las manos,
a la pócima secreta de los labios
y al eco del deseo de tu magia.

Hoy me han despertado las palabras
hechizo envuelto en fresas dulces
escrito con la tinta cálida
del sabor de la esencia de tu risa
y la promesa del sol en la mirada.

Al otro lado

El vaho en el cristal
como cataratas,
como gruesas cortinas
de agua
que te ocultan,
que me ciegan
como cuando el viento
me enreda el pelo ante la cara.
Lentamente
las gotas te contemplan, avaras,
una a una, en procesión,
en suave caída,
por no irse,
por no evaporarse y llevarse
el mensaje de tu cuerpo
lejos.
Y aquí, al otro lado
hay sed en mis dedos
y tacto de vidrio caliente,
al vapor me hago líquida
y me fundo, me deslizo
entre el brillo del espejo,
me evaporo
... y me respiras.

Itinerario III

La ventana a tu alma
abierta ante mis ojos
que rozan
tu piel en cada mirada.
Reescribiendo una y otra vez
La historia de un sueño.
Inventando los sinónimos
que necesito esta noche
para volar,
para andar descalza
sobre esta arena azul,
pintada de caracolas
y reflejos tenues de velas.
Bajo la lluvia que huele a mar
y bajo tus manos que miden
este cuerpo que se hace luz
a tu paso,
en esta playa sin otro nombre
que el tuyo.

La espera

Seducida por la promesa
de tu presencia cierta,
el llanto de la clepsidra
que desgrana su vida
en cada lágrima,
justifica gota a gota
una existencia.

Itinerario I


Desde el negro moteado de la noche
a la luz de las casas
y las calles de Dalmacia.
Y la lluvia
empapando las presencias silenciosas,
apagando la sed de las miradas
que la buscan.
Desde el polvo rojizo del desierto
a la superficie blanca
y caliente de Sonesta.
Y una hamaca
acogiendo dos tristezas abrazadas
en una única promesa que formulan
sin palabras.

Itinerario II

Y ahora
que todo se me hace extraño
cómodamente impreciso
y feliz,
que toco lo intangible
con el roce de los dedos
del deseo,
que ofrezco mi cara a la lluvia
y mi pelo a tus manos,
que no escondo mi rastro
a tu vista
y siembro una estela de perlas
que te atan sutilmente a mi piel
Ahora
que contemplar el mundo
se ha vuelto un pasatiempo
de dos,
que sobrevuelo las distancias
en el mínimo instante
de un parpadeo,
que el tiempo se mide por la duración
de un poema,
y el espacio que ocupo guarda aún
tu huella.
Ahora
que dibujo itinerarios
en los mapas de la noche...
sígueme.

Los Instantes

Los instantes mueren
cuando no tienen quien los viva,
cuando la renuncia
se adueña de la falsa sensación
de libertad,
cuando sin quererlo
se rompen los pocos lazos
que aún nos atan a la vida,
cuando se yerra la frase
y se añade un punto donde hubo una coma.
Los instantes mueren
cuando su fugacidad no importa,
cuando la distancia
empieza a tener kilómetros y nombres de calles,
cuando el tiempo
logra tener la apariencia de agujas de plata,
cuando las palabras
no pasan de ser verbos y adjetivos.


(De mi libreta Moleskine - Tomo II)

Perfección



Leve
brillante y frágil como la gota
que tiene, al sol, su tiempo contado.
Con la suavidad del cristal pulido
por los años y el amor
y el uso.
Instante puro, nítido y fugaz
en el que se abren las puertas
permitiendo roces.
Con el sabor dulce del chocolate
clandestino
de la niñez perdurable
y eterna.
Con el poder de manejar
la máquina de predecir sonrisas
perfectas
azules.


(A la belleza de una pompa de jabón inolvidable)

Sueño

Releo el poema,
el breve haiku que te cuenta,
las sílabas que describen un instante
fugaz, luminoso.
Suena dulce mientras enhebro palabras
que dibujan un sueño
presidido por tu imagen sobre mí,
cercano aliento.
Vívido recuerdo que eriza la piel de la espalda
que arranca límites y deshace los eslabones
de la cadena.
Releo el poema
y el aire aún sabe a ti y hay un eco
y una espesura en el alma, plena
y un temblor en la mirada
que se cierra.

Noviembre

Al norte de tu sonrisa
donde la voz apenas llega
y la imagen es un deseo
que choca, ciego,
contra los ojos del alma
perdida en la fantasía
de la noche que, callada,
apuesta por los días de noviembre.
Pura esperanza,
armada con restos de naufragios.

Verde y negro

Y se hace tarde
rodeada de la nada
que es este mundo verde
tan lejano.
Un grillo llama a su
compañera con frenético
chirrido telefónico
y en la carretera, el silencio
se rompe sólo de tarde en tarde
cuando algún vecino vuelve a casa,
las manos encallecidas,
el cuerpo helado.
La cortina de color tranquilidad
me separa del negro de la noche,
del frío abstracto de los campos,
de la luz alicaída de una estrella
apenas visible entre la bruma.
Es de noche y las horas no avanzan,
quizá sólo pasan de largo sin
hacerme caso,
sin dejarme apartar su velo tibio,
grueso, de terciopelo,
mientras los restos del cigarrillo
se consumen entre los dedos
olvidado ya su aroma,
mientras el alma pone proa
al laberinto del sueño.

Huída

Vacía, lenta, aturdida
intentando desgranar palabras
perezosas,
una a una,
con el deber último
de justificarme,
de decir por qué, de qué y a quién.
La desobediencia de la mano
secundada por la pluma
y un alma nublada hoy
por el gris de los pesares,
el negro de la distancia,
por la necesidad apremiante
de oxígeno,
por el doloroso ansia
de decir.
Y mientras tanto
posiblemente en Orión
se ocultan las pocas frases
que definen mi huída
hacia adelante,
siempre.

On-Off

Comprendería
el universo
si me lo presentasen con su libro
de instrucciones
si manejarlo fuese para mí
tan sencillo
como cualquier aparato:
una tecla y arranca,
otra para que obedezca,
otra para colorearlo
y darle brillo
y matizar los contrastes.

Lo importante

Evaluando la necesidad
de la esencia precisa de las cosas,
comprendo la exaltación de unas cuantas,
la espera de unos pocos.
Sonrío displicente pensando en los anhelos
que persiguen
los seres que aún no saben sopesar y
desconocen el peso real en la balanza
de una mano que sujeta,
de una sonrisa que ilumina,
de un abrazo que conforta,
de una voz que acaricia,
de una fresa dulce en tu boca,
de un recuerdo en cada poro,
de un café de madrugada,
del calor de una llamada.

Despertar

Si al abrir los ojos al blanco
oyes una voz que te nombra,
una mano que oprime la tuya
y un beso reposa en tu frente,
es que se ha cambiado el órden de las cosas,
el ritmo de los días,
es que ha enloquecido la aguja en la esfera,
y vuela en su giro,
es que se han borrado las curvas del mapa,
es que estoy contigo.

Amiga

Amiga mía,
mi hermana y compañera, yo te entiendo
yo sé de momentos y ausencias
yo sé de tu llanto.
Yo sé de recuerdos y esperas
yo sé de tu frío.
Yo sé de añoranzas y miedos
yo sé de tu anhelo.
Yo sé de tristezas y errores
yo sé de tu tiempo.
Pero sé también de alegrías
yo sé de tus sueños.
Yo sé de ilusión y esperanza
yo sé del deseo.
Yo sé de risas y promesas
yo sé de lo cierto.Por eso mi hermana y compañera, yo te entiendo.


(A mi amiga Olympia, como le dije aquella vez: para no olvidar que pasan cosas y pasan sin nosotras.)

Y en sueños

Cada noche tu imagen,
insistente siempre,
vigente en mi memoria,
persiste en las horas y en los días.
Tu cuerpo, idea tangible y fiel
que invade los recodos
y recorre los espacios que me quedan.
Te recuerdo así, quizá te siento,
intensamente cercano,
infinitamente mío
roce de mi alma y de mi piel.
Guía en mis viajes por tus sueños
espejo de mis deseos
que se hacen eco en tu voz,
al tacto que nace
de mis propios dedos.
k.



Què val la vida sense cap risc? (M.Marti i Pol)

El Poeta



Oigo la voz del poeta
susurrante con su acento
melancólico y profundo,
con ese tono brillante y directo
que envuelve cada palabra.
Oigo la voz del poeta
mientras arrastra las eses
imprimiéndoles dulzura,
y la cadencia de un arpegio
con las cuerdas afinadas.
Oigo la voz del poeta
traspasando los espacios
llenándolos de su alma,
con aroma a ritmo lento
que esconde en cada poema.

(A Luís García Montero, y a su voz)

Elegancia


Elegancia,
recostado en la mirada anhelante
de las manos.
Absorto en la emoción del deseo
que te invade
y en los ojos que miden los labios
que dibujan el paisaje
y una ruta
definida por el roce de unas uñas
en la espalda.
Elegancia,
refugiado bajo el edredón de plumas
de mi pelo.
Agotada ya la última reserva
y el resquicio por el que se evapora
el alma
desprendida la gota de la piedra
del manantial que alimenta
tu mirada.

Consuelo

Yo te diré
cómo se hace una cuna
entre mi pecho y mis brazos.
Te enseñaré
que hablamos el mismo idioma
si permanecemos callados.

Y los días

Por largo que sea mi día
no tiene minutos suficientes
para llenarme de ti.
Le falta el calor de la aurora
cuando me acompañas,
no tiene ese abrazo en la tarde
que me protege del frío.
Y se quiebran las agujas
que recorren la esfera
cansadas de querer ser tú.
Y se agotan los verbos
y los pronombres se quejan
de no saberte decir.
Por largos que sean los días
se me acortan los espacios
cuando te arrancas del alma.
No tiene más que tu tacto
que persiste en la memoria.
No queda más que la huella
que se graba en mi costado.
Y se disuelve la seda
que dejaste en la almohada
convirtiéndose en tu piel.
Y se desnuda la tinta
que te escribe cada noche
amiga, amante, fiel.

Midiendo el tiempo

Y si el tiempo fuese
como el mejor amante
y jugase al ritmo que queremos
deshaciendo, fugaz, los minutos de ausencia,
las horas de distancia,
resbalando mientras nos amamos
con cadencia de lluvia en los cristales.
Sería como los cuentos de la infancia
leídos a la cabecera cada noche
y con la duración determinada
por el ritmo de nuestro parpadeo.
Si el tiempo no luchase
siempre en el otro bando
y nos diese una tregua en la batalla
deteniendo los granos de arena,
las agujas de plata, los pulsos del cristal,
acelerando su paso si te busco
para igualarse con mi anhelo.
El día moriría pensándote
y en la certeza de tu vuelta me acomodaría
como en la arena tibia
cuando espero que lleguen las olas.

De noche

Y en mis manos la pluma
y el papel en que escribo.
Un silencio precioso y fiel
roto apenas por el viento.
Soledad serena
tan azul como el cielo que me mira.
Tan cálida como la hierba
donde reposo mi tiempo.
...y tú tan lejos.

Sonríeme otra vez

Detrás de la esfera brillante,
líquida en que te escondes.
En la distancia que absorbe
esencias y aromas.
En la necesidad urgente
y precisa de la huella.
Con el matiz infinito
de la serenidad oscura.
Con el tacto del alma
prendido en los dedos.
Con la palabra exacta
muriendo en los labios.
Desde la imposible razón
de la espera.
Por la fiel y libre certeza
de la ausencia llena…
sonríeme otra vez.

Sinfonía

Con su voz me desarma y a cada
palabra me deja un latido prendido
en la ropa.
Delicadamente me encuentra entre rumores
de tela y metal
y de manos y de labios.
Sinfonía
del deseo.
Blancos y dulces, azules y eternos
son los caminos que traza.
Y me pierdo en las rutas.
Y en la soledad me alimento
de palabras que saben a zumo
líquidos sonidos lejanos
de fresa.
Del aliento respirado a medias y la sonrisa
que bebo.
Sinfonía
de los sueños.
Dibuja el movimiento con cadencia de olas
dirige la tempestad con sus dedos que gobiernan
el timón bajo el velamen
de mi pelo
que le perfuma y le abriga
si es invierno
en el alma.
Sinfonía
del recuerdo.

¿Qué es?

"La felicidad tenía que ser otra cosa, algo quizá más triste que esta paz y este placer, un aire como de unicornio o isla."
Julio Cortázar- Rayuela. Cap.2


Como de unicornio o isla
o de aceite en un mar de tormenta
algo como la voz en una caracola
o un pestañeo en la piel.

Como el recuerdo de un aroma
o una sonrisa distante
o como el rasgar de una pluma,
un aire de pájaro azul.

Como el sepia de una imagen
como una copa vacía
o el oscuro cuerpo del olivo
o un sueño reflejado en un cristal.


Se parece a todo eso.

Alma


Desnúdame el alma
como desnudas mi piel cuando me abrazas
con el tacto exquisito de tu huella
con la seda cercana de las palabras
como cuando amanece y tú estás despierto
y yo apenas sé si sueño o si me llamas.

Relax

Ni siquiera recuerdas
el viento frío
mientras arde el fuego

Alicia

Faros de distancia abierta,
distancia blanca, de nubes
la ventana convertida en espejo,
inútil reflejo de horizonte
para una Alicia desangelada
que busca la puerta diminuta
por donde apenas caben los sueños




«El tiempo -le dice el Sombrerero a Alicia- se ha detenido para siempre en las seis... Aquí estamos siempre en la hora del té.»

Lenguajes

Recuerdo su voz cuando dijo:
"nunca es tarde para escribir un poema"
Y jugando, como sabe, con las palabras,
dibujaba horizontes azules de mar.
Pero hay lenguajes antiguos
que sólo la piel comprende

Extraña



Extraña
Navegante de un barco invisible
ciudadana de un mundo privado,
inexistente.
Y a veces yo,
ahuyentando fantasmas ocultos
necesarias voces ajenas
como rumor de oleajes
ásperos, profundos rumores
de sal.


(Aquella noche fue blanca)

Infinito

Y como, sin saber dónde nos lleva
afrontamos día a día el camino
que se abre.
Que se ofrece como manos extendidas.
Infinitas manos, infinitos dedos,
infinitos lazos, infinitos pasos,
como infinita es la arena.

Olvido

Y con la tranquilidad que da
estar un poco de vuelta de algunas cosas,
sólo de algunas, no muchas, y apenas un poco,
miro la fotografía y sonrío levemente
con infinita ternura, con cariño y sin que nada despierte
con el alma adormecida por la distancia
con la serena displicencia que dan los días.
Y sonriendo aún, enciendo un cigarrillo, miro por la ventana
y olvido.



També hi ha el clos furtiu en què les coses adopten l'aire plàcid i discret que tant commou, i tot és una cambra feta a mida de l'home i la seva ombra. (Miquel Martí i Pol)

Pequeñas cosas II

El sonido del reloj
rompe el silencio
pero no afecta al tiempo

*********

Los kilómetros de tinta
son el camino
que explica una vida

Piel

Busco el tacto, al azar,
de la piel invisible
del sabor inexistente.
En el camino no trazado
de planetas rojos.
En la exquisita locura
de unas manos susurrantes.
En la geografía intangible
de los cuerpos tibios.
En el aroma inexacto
de la ausencia.

Desde aquí

Desde aquí, escondida en este rincón,
a veces pozo y otras veces atalaya
a menudo enjambre y siempre desierto.
Desde donde yo miro y siento
que es palco y también escena
más sombrío cada día y a todas horas con luz.
Desde mi humilde posada
donde cada deseo se duerme tras la esperanza
donde la tinta es impulso y los ojos son papel.
Desde aquí…

Frío


Qué negras sombras me obligan a huir despavorida,
dejando tras de mi jirones de mi alma, retazos de mis sueños.
Corriendo desnuda por una playa sin mar ni arena, ni cielo, ni algas.
Llorando lágrimas secas que desgarran mi piel a su paso.
Qué nubes de tormenta me anuncian un trago amargo,
un frío en las entrañas, cortante, dolor de látigo.
Llamando a cada puerta, mi puño ensangrentado e inútil, en fín, nada.
Cayendo de rodillas sobre el suelo pedregoso, estéril como el mañana.
Quien sepa decir que hable ahora, que me diga , que responda:
¿por qué la noche tan vacía de abrazos , con su abrazo me atenaza? ,
¿qué penumbra ciega el ojo, el corazón detiene y la encendida boca apaga?.
Y al final solo viento grís, que levanta barreras de polvo,
opacas, frías, gigantes, como torres de piedra.
Como mi miedo…

Poema para otro

De tanto esperar sentado en la orilla
Se cubrió tu alma de espuma
De tanto intentar alcanzar el sol
Se llenaron tus manos de ceniza
De tanto soportar ese dolor de hierro
Se oxidó tu corazón junto a la playa
De tanto mirar la luna en tu ventana
Se volvieron tus ojos manantiales
De tanto querer, amaste demasiado
Te quisieron, pero tú ya eras otro.

Lamento de Calypso

Tras la partida de Ulises de la isla de Ogigia.


Y yo , que creí tenerle
entre mi red dulce y mis cantos
veo que, poco a poco, como la arena
de entre mis dedos escapa
sin remedio,
sin descanso

De noche

La sangre azul de la pluma con la que te hablo.
Fría, insensible, líquida sangre.
El desierto de vainilla que recorre
y una cinta de seda.
Y una mano
Y un alma que se diluye en la tinta.
Y tú y la distancia
Y las calles que aúllan de lejos con sus gritos de ambulancia.
Y la noche
Y las luces que desgarran el cielo donde te busco.
Y la nada.

Pequeñas cosas

Con cadencia de lluvia
las horas muertas
dejan frío en el alma.

*************************************************

Aromas de vainilla
sólo en tus labios
permanecerá eterno.

*************************************************

Las dos de la mañana
soledad fría
los recuerdos engañan.

*************************************************

De vez en cuando la vida (según Serrat)

A veces -el fuselaje roto de mil malos despegues y otros mil peores aterrizajes,
las alas temblorosas y llenas de parches, los motores rodando apenas,
cansados de tantos vuelos- enfilamos una vez más la pista sin demasiada convicción,
con decisión pero con ese leve roce en la nuca, ese roce frío que produce el miedo.
Miedo a que la pista se acabe antes de separar las ruedas del suelo,
miedo a ponernos en manos de ojos ciegos y voluntades cansadas e indiferentes,
miedo a -quizá- no recordar las maniobras precisas, las imprescindibles normas de seguridad,
miedo -en fin- a volar de nuevo.
Y sin embargo, titubeantes, asustados, maltrechos pero ilusionados, volamos otra vez.
Volamos por que merecemos ver el amanecer desde el cielo, el atardecer desde las nubes y el sol de cerca.
Volamos.

¿Recuerdas?

Llovía y caminabais juntos bajo el paraguas.
O a lo mejor no llovía y paseabais de la mano a la luz de mayo.
O quizá os abrazabais protegiéndoos del frío el uno al otro.
¿Lo recuerdas?

A veces aún llueve.
En mayo brilla el sol.
Indefectiblemente llega el frío.
Y todo volvería a empezar.

Y sin embargo…

Preguntas

Preguntas
¿Con qué llenaré las páginas de mi libro?
¿A quién hablaré en mis madrugadas?
¿Dónde se esconderá el sueño que persigo?
¿En nombre de quién abrazaré mi almohada?
¿Para quién derribaré mil muros con mis manos?
¿Cuántas vidas viviré muerta de frío?
¿De qué reino volveré a ser princesa?
¿Cómo olvidaré un río, un lago, un castillo?

Azul

Como siempre volví a equivocarme y pensaba que todo era azul.
Lo más duro fue despertarme y ver la oscuridad al abrir los ojos.
Caminé sin descansar por un suelo sucio y gris,
creí que acabaría con todas las lágrimas.
Pero siempre, tras la tormenta, sale el sol y con él llega la normalidad y la calma.
Y la serenidad de ver que en el suelo más yermo vuelve a brotar la hierba.
Y que no me importa cuantas tempestades se desaten.
Y que no me importa cuanta negrura vea al mirar al cielo.
Y que no me afectan las piedras que en el camino arañan mis pies.
Seguiré siendo azul.

Aire sólo sería (un palíndromo)

Nada se perderá en el olvido
nada irá a parar al baúl de los agravios
ni al limbo de lo ausente.
Nada dejará de existir por que ya no lo piense
nada se borrará del transcurrir de las cosas
ni del latir de los días.
Nada dejará de ser
nunca.



Como le dije no hace mucho tiempo a una amiga que veía el mundo del mismo color que yo:
La historia, el destino, los caminos nos llevan donde les parece, donde quieren o donde buenamente pueden y allí detrás, dando traspiés para no perder el paso, vamos nosotros.

Y hablando de palíndromos, quiero dejar este aquí: lo resume todo, absolutamente todo.

YO VOY

Luna

En la oscuridad de la noche su luz me envuelve como seda sobre la piel,
la soledad que desprende abraza mi cuerpo y con carícias de nube me ama.
Si no amaneciera…
Siento que la luna es mi amante,
que sabe como yo, arrancarse el alma y el corazón
y lanzarlos hacia el cielo y las olas esperando que alguien los recoja.
Me besa con labios de hielo y enreda sus rayos entre mi pelo ,
su claridad alimenta mis raíces.
Y le hablo, y la miro, y le canto,
y le pido que se quede toda la noche,
que ocupe su trono de terciopelo negro y reine en mi mundo.
Después, los rayos de sol…tan ásperos, tan reales, tan cálidos sobre la piel
me señalan un horizonte que ya conozco
y me empujan a llamarla de nuevo hasta que pierdo el aliento,
hasta que mi voz es brisa.
Y ella vuelve. De nuevo llega la luna,
de nuevo sobre mi cama me amará de madrugada e inundará este alma fría… con luz más gélida aún.
Sin prisas, tranquilamente, tenemos todo el tiempo del mundo.
Todas las noches del tiempo.

Un día oscuro

Suena el silencio con atronador vacío
Tiemblan los ojos y se ciega el oído.
Las nubes se encharcan,
se asusta la noche
y las olas del bosque pronuncian tu nombre.
El mundo se para,
me abraso de frío.
Los pájaros huyen porque llora el río...

... será que ya todos saben que te has ido.

Después

Me despierto por la noche
y tu sal aún en mi cuerpo
ahuyenta brumas del navío
que naufraga con tu viento.
Me columpias en tus brazos
al ritmo del universo
dejando encendida una vela
que me alumbra si despierto.
Y al calor de tu piel suave
descanso tras la fatiga
y en tu mirada me pierdo
lanzándome al mar que me ahoga.

Frío...

Qué negras sombras me obligan a huir despavorida,
dejando tras de mi jirones de mi alma, retazos de mis sueños.
Corriendo desnuda por una playa sin mar ni arena, ni cielo, ni algas.
Llorando lágrimas secas que desgarran mi piel a su paso.

Qué nubes de tormenta me anuncian un trago amargo,
un frío en las entrañas, cortante, dolor de látigo.
Llamando a cada puerta, mi puño ensangrentado e inútil, en fín, nada.
Cayendo de rodillas sobre el suelo pedregoso, estéril como el mañana.

Quién sepa decir que hable ahora, que me diga , que responda:
¿por qué la noche tan vacía de abrazos , con su abrazo me atenaza? ,
¿qué penumbra ciega el ojo, el corazón detiene y la encendida boca apaga?.

Y al final solo viento grís, que levanta barreras de polvo,
opacas, frías, gigantes, como torres de piedra.
Como mi miedo…

Escriure

Em demanes perquè no escric
I no sé com explicar-te
Que no escric per que no puc
Tú m’has robat les paraules
Amb la teva absència els mots
No troben com inventar-te
No hi ha màquina ni ploma
Ni paper, no hi ha llenguatge
Quan tu marxes no hi ha veu
No hi ha lletres ni missatges
L’ànima no em dicta versos
El cor, mut, mai ja no canta
Ara saps perquè no escric
Ara ja puc explicar-te
Que no escric perquè és per tú
Per qui néixen les paraules

No está tan loco...

Parece un hombre como cualquiera
más tranquilo quizá
los pájaros que había en su cabeza
nunca quisieron volar
las tardes las dedicaba
sentado a mirar el mar
y a pensar cuanto ha llovido
para poderlo llenar.
Antonio no quiere respuestas
él sabe lo que es verdad
no necesita del mundo
ni tiene de qué escapar.
Y a menudo me pregunto
si no será mucho mejor
hablarle al viento como Antonio
y esperar contestación,
jugar a dibujar las nubes,
tirarle piedras al sol,
saber como nacen las flores
y como vuela un halcón.

Antonio no está tan loco...