"Nunca es tarde para escribir un poema" (T.L.)

Esas fueron sus palabras y desde entonces las he puesto en práctica cada vez que he necesitado respirar algo que no fuese simple aire, siempre que el alma se me ha escapado en cada aliento.
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sábado, 23 de febrero de 2008

De vez en cuando la vida (según Serrat)

A veces -el fuselaje roto de mil malos despegues y otros mil peores aterrizajes,
las alas temblorosas y llenas de parches, los motores rodando apenas,
cansados de tantos vuelos- enfilamos una vez más la pista sin demasiada convicción,
con decisión pero con ese leve roce en la nuca, ese roce frío que produce el miedo.
Miedo a que la pista se acabe antes de separar las ruedas del suelo,
miedo a ponernos en manos de ojos ciegos y voluntades cansadas e indiferentes,
miedo a -quizá- no recordar las maniobras precisas, las imprescindibles normas de seguridad,
miedo -en fin- a volar de nuevo.
Y sin embargo, titubeantes, asustados, maltrechos pero ilusionados, volamos otra vez.
Volamos por que merecemos ver el amanecer desde el cielo, el atardecer desde las nubes y el sol de cerca.
Volamos.

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